Tomado del sitio web del Banco de la República
“Este documento, que es insumo para
la toma de decisiones por parte de la Junta Directiva, analiza la economía
colombiana, el contexto externo, las proyecciones macroeconómicas y posibles de
riesgos.
1.1 Resumen
macroeconómico
En el primer trimestre
la inflación anual (8,5 %) continuó aumentando y superó de nuevo los
pronósticos del promedio del mercado y del equipo técnico del Banco. En lo corrido del
año todas las grandes canastas del índice de precios al consumidor (IPC) se
aceleraron, y a marzo sus variaciones anuales se sitúan por encima del 3 %. El
grupo de alimentos (25,4 %) continuó siendo el que más contribuyó al incremento
de la inflación, afectado, en gran parte, por deterioros en la oferta externa y
por costos crecientes de los insumos agrícolas. El aumento en los precios de
algunos servicios públicos (energía y gas) y del transporte explicó la
aceleración en la canasta de regulados (8,3 %). Por su parte, la mayor
persistencia de los choques de oferta y de costos externos, los efectos de la
indexación, las presiones inflacionarias acumuladas provenientes de la tasa de
cambio y un cierre de los excesos de capacidad productiva más rápido de lo
previsto explicarían el aumento en la inflación sin alimentos ni regulados (4,5
%). Dentro de esta última canasta, las presiones externas alcistas han
impactado de forma importante el grupo de bienes (6,4 %), el cual se viene
acelerando desde el último trimestre de 2021. En el caso de los servicios (3,8
%), su variación anual por encima de la meta obedece principalmente al
comportamiento de las comidas fuera del hogar (14,1 %), afectadas por el fuerte
incremento en los precios de los alimentos, de los servicios públicos y del
salario mínimo mensual legal vigente (SMMLV). Los precios de los arrendamientos
y el resto de servicios registran aumentos crecientes, si bien aún inferiores
al 3 %.
El pronóstico y las
expectativas de inflación aumentaron y se mantienen por encima de la meta como
consecuencia, en parte, de unas presiones externas (precios y costos) más
persistentes de lo estimado en el Informe de enero. La invasión de
Rusia a Ucrania ha intensificado estas presiones alcistas, en particular sobre
los precios internacionales de algunos bienes e insumos agrícolas, la energía y
el petróleo. Así, la nueva proyección de la inflación supone unos precios
internacionales de alimentos que aumentarían hasta mediados de año y que se
mantendrían altos y relativamente estables en el resto de 2022. Supone,
asimismo, una recuperación menos dinámica de la oferta de alimentos perecederos
como resultado de los altos precios de los insumos agrícolas. También, que los
precios del petróleo empiecen a ceder desde el segundo semestre del presente
año, pero desde valores superiores a los considerados en el Informe anterior.
Frente al mismo, una senda proyectada de inflación más alta podría acentuar la
indexación y elevar las expectativas de inflación. Adicionalmente, la reversión
de la rebaja del impuesto al valor agregado (IVA) aplicada a productos de aseo
e higiene por cuenta del vencimiento de la emergencia sanitaria generaría
aumentos en los precios de estos bienes. A todo esto se suma la ausencia de
excesos de capacidad productiva en el horizonte de pronóstico, con niveles de
brecha de producto cercanos a cero y algo más altos de lo proyectado en enero
pasado. Así, hasta junio la inflación anual continuaría en niveles altos
similares a los actuales, para luego descender, aunque de una forma más lenta
que la proyectada en el informe anterior. El proceso de ajuste de la tasa de
interés de política monetaria contribuiría a que la inflación y sus
expectativas retomen su convergencia a la meta en el horizonte de pronóstico.
Así, al finalizar 2022 la inflación terminaría alrededor del 7,1 % para luego
descender al 4,8 % en 2023.
La actividad
económica volvió a sorprender al alza y el pronóstico de crecimiento económico
para 2022 aumentó desde el 4,3 % al 5 %. En el cuarto trimestre de 2021 el
aumento anual del producto (10,7 %), superior al estimado, estuvo impulsado por
la dinámica de la demanda interna, principalmente por el significativo
desempeño del consumo privado, con niveles muy superiores a los registrados
antes de la pandemia. La inversión también registró una recuperación
importante, pero sin alcanzar los niveles de 2019 y con comportamientos mixtos
en sus componentes. El déficit de la balanza comercial se amplió, con un
notable crecimiento de las importaciones similar al de las exportaciones.
Frente al Informe de enero, el índice de seguimiento a la economía (ISE) de
enero y febrero sugiere que el nivel del producto del primer trimestre
alcanzaría registros superiores a los estimados y que el choque de demanda
positivo observado al final de 2021 podría estar desvaneciéndose más lentamente
de lo anticipado. En el caso particular del consumo, las importaciones de
bienes de este tipo, las cifras de comercio al por menor, los ingresos reales
de restaurantes y hoteles, y las compras con tarjeta de crédito indican que el
gasto de los hogares sigue dinámico, con niveles similares a los registrados a
finales de 2021. Las cifras de lanzamientos e iniciaciones de obras y las
importaciones de bienes de capital sugieren que la inversión se seguiría
recuperando, pero mantendría valores inferiores a los de prepandemia. Para lo que
resta del año se espera que el consumo se desacelere desde los altos niveles
alcanzados en los últimos dos trimestres en el entorno de unas condiciones
financieras internas y externas menos holgadas, agotamiento del efecto de
demanda represada y deterioro del ingreso disponible debido al aumento de la
inflación. La inversión continuaría recuperándose, mientras que el déficit
comercial se reduciría, favorecido por los altos precios del petróleo y de
otros bienes básicos que exporta el país. Con todo esto, se proyecta un
crecimiento económico del 7,2 % (antes 5,2 %) para el primer trimestre y del
5,0 % (antes 4,3 %) para todo 2022. En 2023 el crecimiento del producto
continuaría moderándose (2,9 %, antes 3,1 %), convergiendo a tasas cercanas a
las de largo plazo. Las nuevas estimaciones sugieren que, en el horizonte de
pronóstico, la brecha del producto se mantendría en niveles cercanos a cero,
pero más cerrada que lo proyectado en enero. Estos pronósticos de actividad
económica continúan enfrentando niveles altos de incertidumbre asociados con
las tensiones geopolíticas y las condiciones del financiamiento externo, la
incertidumbre propia del ciclo electoral y la evolución de la pandemia.
La proyección del
crecimiento de la demanda externa se redujo, en un contexto de mayores
presiones sobre la inflación global, de altos precios del petróleo y de
condiciones financieras internacionales menos holgadas que las estimadas en
enero. La invasión de Rusia a Ucrania y sus efectos alcistas sobre los precios
de algunos bienes e insumos agrícolas y las cotizaciones del petróleo
acentuaron las presiones inflacionarias globales originadas por restricciones
de oferta y aumento de costos internacionales. La caída en la oferta de crudo
desde Rusia, los niveles bajos de inventarios y la persistencia de recortes de
producción por parte de la Organización de Países Productores de Petróleo y sus
aliados (OPEP+) explican el alza en el supuesto del precio del petróleo para
2022 (USD 100,8 por barril, antes USD 75,3 por barril) y 2023 (USD 86,8 por
barril, antes USD 71,2 por barril). En los Estados Unidos el aumento de la
inflación y de sus expectativas, junto con el buen desempeño del mercado
laboral y de la actividad económica, incrementaron la senda esperada de la tasa
de interés de la Reserva Federal (Fed) para el presente y el siguiente año. La
normalización de la política monetaria en varias economías desarrolladas y
emergentes, los choques más persistentes de oferta y de costos, y los rebrotes
del Covid-19 en algunos países de Asia contribuyeron a reducir el pronóstico
promedio de crecimiento de los socios comerciales del país para 2022 (2,8 %,
antes 3,3 %) y 2023 (2,4 %, antes 2,6 %). En este contexto, la senda proyectada
de la prima de riesgo para el país aumentó, en parte como reflejo de las
mayores tensiones geopolíticas globales, una política monetaria menos expansiva
en los Estados Unidos, el incremento en la percepción de riesgo para los
mercados emergentes y por factores internos, como los desbalances
macroeconómicos acumulados y la incertidumbre política. Todo esto se resume en
unas condiciones de financiamiento externo menos holgadas que las estimadas en
enero. No obstante, los niveles de incertidumbre de los pronósticos externos y
su impacto sobre el escenario macroeconómico del país se mantienen elevados,
dada la imprevisible evolución del conflicto entre Rusia y Ucrania, así como de
la pandemia.
Este escenario
macroeconómico, caracterizado por una alta inflación, pronósticos y
expectativas de inflación superiores al 3 %, además de una brecha de producto
cercana a cero, implica un mayor riesgo de desanclaje de las expectativas de
inflación y un espacio muy limitado para una política monetaria expansiva. Frente a los
pronósticos del Informe de enero, el desempeño de la demanda interna ha sido
más dinámico y los excesos de capacidad productiva se habrían cerrado más
rápido. Además de este factor, las sorpresas al alza de la inflación total y
básica son el reflejo de unos choques externos más fuertes y persistentes de
oferta y costos. La invasión de Rusia a Ucrania hizo más agudas y persistentes
las restricciones de oferta y las presiones de costos internacionales, y
explicó, en parte, el incremento en la senda de pronóstico de la inflación, a
niveles que superan la meta en los siguientes dos años. Las expectativas de
inflación volvieron a incrementarse y superan el 3 %. Todo lo anterior aumentó
el riesgo de desanclaje de las expectativas de inflación y podría generar
procesos de indexación generalizados que alejen aún más la inflación de la
meta. Este nuevo contexto macroeconómico sugiere que habría un espacio muy
reducido para una política monetaria expansiva.
1.2 Decisión de
política monetaria
La Junta Directiva del Banco de la
República (JDBR) decidió continuar con el proceso de ajuste de la política
monetaria y en sus reuniones de marzo y abril de 2022 decidió, por mayoría,
incrementar la tasa de política monetaria en 100 puntos básicos (pb) en cada
una, llevándola al 6,0 %.”
Fecha de publicación sitio web del
Banco de la República
Lunes, 2 Mayo 2022
VER INFORME COMPLETO EN FORMATO PDF :
https://repositorio.banrep.gov.co/bitstream/handle/20.500.12134/10301/IPM_ABR%202022_MAYO2.pdf