Es un registro contable de todas las
transacciones económicas de los residentes de un país con el resto del mundo,
que ocurren en un período dado de tiempo, generalmente un año. Vale decir,
muestra el total de pagos hechos al extranjero y el total de ingresos recibidos
del extranjero. Registra tanto los flujos de recursos reales (bienes y
servicios) como los flujos de recursos financieros (movimientos de capitales).
La balanza de pagos comprende dos grandes
partidas: la cuenta corriente y la cuenta de capitales.
La cuenta corriente resume todas las
transacciones por concepto de exportaciones e importaciones de bienes y
servicios, o, en otras palabras, todo el comercio visible e invisible. La
cuenta de capitales recoge todas las transacciones que no se incluyen en la
cuenta corriente, siendo las más importantes las transferencias de capital y
las compras y ventas de oro y divisas.
Dado que la balanza de pagos está sujeta al
principio de partida doble como cualquier registro contable, siempre debe estar
en equilibrio o con saldo cero. No obstante, esto no implica que necesariamente
la cuenta corriente o de capitales estén equilibradas.
No hay razón para que la cuenta corriente se
equilibre siempre automáticamente; sin embargo, todo déficit o superávit en la
cuenta corriente se debe compensar con un superávit o un déficit de la cuenta
de capital. Por ejemplo, si las importaciones exceden a las exportaciones la
diferencia de valor debe ser financiada con préstamos extranjeros, con reservas
internacionales o vendiendo oro, y estos movimientos quedan registrados en la
cuenta de capitales.