Por : Javier Ríos Gómez
Nada es lo que parece, en medio de una crisis económica generada por los altos: déficit fiscal, endeudamiento, inflación, devaluación del peso, desempleo y tendencia a la baja en el crecimiento económico.
Al cierre del año 2022, la inflación es muy probable que este alrededor del 12% y el salario mínimo para 2023 tenga un aumento entre el 15% y 16%.
Las pensiones posiblemente serán
aumentadas en un porcentaje igual al del salario mínimo legal, puesto que cursa
en el Congreso un proyecto de ley en ese sentido.
La inflación,
es el fenómeno económico que más impacta a los pobres, afectando la capacidad
de compra de sus ingresos disminuyéndolos.
El gobierno con
la ejecución de políticas económicas, busca bajar la inflación; a su turno, trabajadores y pensionados aspiran
que el incremento del salario mínimo se pacte algunos puntos por encima de la
inflación para recuperar el poder adquisitivo que ha perdido su salario.
Los precios de los
bienes y servicios, en una economía de mercado como la nuestra, cambian todos los días por la ley de oferta y
demanda, la libre competencia, sin que intervenga el Estado.
Los salarios por el contrario, se reajustan anualmente, considerando la pérdida del poder adquisitivo del dinero del último año, más unos puntos de productividad. Cuando se decreta la medida, se desconoce la inflación del año completo.
Esto puede conducir a una espiral inflacionaria, las empresas incurrirán en mayores costos de producción por el encarecimiento de la mano de obra y estos los trasladan al precio final de los bienes.
En los últimos
años la economía se ha asociado (indexado o indizado), al salario mínimo e inflación causada, simultáneamente aumentan la canasta familiar básica, Soat, multas de
tránsito, copagos en las EPS, trámites judiciales, costos de las grúas,
matrículas, peajes, arriendos, entre otros.
Por el efecto inflacionario amigo lector, conviene que su endeudamiento este en pesos corrientes y no en unidades de valor real (UVR), que se actualizan con la pérdida del valor adquisitivo de la moneda.
Con
inflaciones altas, una deuda en pesos es cada vez menos y en UVRs es cada vez
más.
Por la
inflación los establecimientos de crédito
(Bancos, Corporaciones financieras, compañías de financiamiento
comercial), están ofreciendo altas tasas de interés en sus captaciones (14%),
con una inflación anualizada del 11.44%, la tasa real es lo que supera este
porcentaje, el 2,5%.
Lo anterior es lo que hace que trabajadores, pensionados, ahorradores e inversionistas caigan
bajo el efecto de la ilusión monetaria, inicialmente piensan que se hallan
en una mejor posición económica, modifican su comportamiento de consumo y meses
después ven que aumento, ganancia o rentabilidad es arrebatado por la inflación.
El Gobierno nacional tendrá que dictar medidas conducentes a la
protección de los aumentos a
trabajadores y pensionados y estos adquirir cultura del control en el gasto.
El
problema al cual se enfrentan las personas no es el de mayor gasto, sino cómo
hacer rendir el salario porque de lo
contrario fácilmente se pasa de la expectativa a la euforia y después a la decepción,
a tener ilusiones monetarias.